CARMEN ITURBIDE GURRUCHAGA
María del Carmen Imelda de Iturbide y Gurruchaga nació en Azpeitia (Guipúzcoa) el 16 de julio de 1901, aunque desarrolló su magisterio en Gines. Su padre, José de Iturbide, era natural de Azpeitia y de profesión escribiente. Su madre, Eusebia Gurruchaga, natural de Azoitia, era ama de casa. Sabemos que Carmen estudió interna en un colegio de las monjas teresianas de una localidad que desconocemos, pero, al decir de su hija, de inviernos rigurosos. Ingresó por oposición en el Grado Profesional del Magisterio en 1934, pero no pudo terminar sus estudios hasta 1940, por avatares de la guerra civil. Carmen Iturbide era una persona introvertida y tímida, poco dada a hablar de sí misma y a expresar sus sentimientos, pero de gran sensibilidad. Seria y con escaso sentido del humor, era extremadamente perfeccionista y exigente consigo misma y con las demás personas.
Enemiga de la improvisación, era metódica y organizada en su trabajo. Fiel a sus principios, poseía fuertes creencias religiosas. Conoció a su marido en Valencia, donde se casó y tuvo a su hija Carmen, en 1937. Terminada la guerra, la familia fijó su residencia en Sevilla y Carmen se incorporó a la escuela unitaria de niñas de Gines, en 1948. A partir de este momento, trabajó con energía para reparar los numerosos desperfectos del edificio en el que se alojaba la escuela y renovar el mobiliario, consiguiendo un espacio digno para desarrollar su actividad docente. Para ello, se dirigió al Ayuntamiento y planteó que no impartiría clases hasta que el aula no estuviese en condiciones. Así se hizo: se pintó el colegio, se arreglaron las bancas, se limpió el jardín y la escuela cambió de color; se pasó del negro y lúgubre al blanco resplandeciente, blanco que todavía se acentuaba más con el blanco de los “babis”, de los calcetines y de los lazos del pelo. Doña Carmen era partidaria del uniforme, pero como estrategia de igualación social y como una forma de contribuir al ahorro de las familias con pocos recursos económicos.
Lo único que le importaba era que el uniforme de las niñas estuviera limpio, aunque cosido o remendado. Lo más destacado de su labor docente fue el esfuerzo que desplegó para elevar el nivel cultural de todas sus alumnas y el interés que mostró por conseguir que la mayoría de ellas y, sobre todo, las que estaban más capacitadas, continuasen sus estudios y accedieran a algún tipo de carrera o de capacitación profesional. Sorprende encontrar en aquella época una maestra tan comprometida en la promoción social y cultural de la mujer, ya que éste era el eje básico de su filosofía pedagógica. Su empeño por inculcar a sus alumnas deseos de saber, estudiar y proyectarse en la sociedad, profesional y personalmente, fue un deseo constante y una meta irrenunciable en su trayectoria educativa.
Carmen Iturbide trabajaba apoyada en una pedagogía feminista que no sólo se quedaba entre las cuatro paredes de su aula, sino que se proyectaba fuera de ella, hasta las casas de sus alumnas, hogares donde padres y madres concebían a sus hijas, exclusivamente, como futuras amas de casa. Para cambiar esta concepción, se acercaba a las casas o a los puestos de trabajo del padre y/o de la madre y les “obligaba” a comprender que su hija tenía capacidades para estudiar y que así debía ser. Algunos accedieron a sus deseos otros no lo comprendían o no tenían suficientes recursos económicos, pero esto no constituía un problema porque, en más de una ocasión, ella se ofrecía a que estudiaran con los libros de su hija. Por las tardes, preparaba a sus alumnas por libre para el ingreso en el Bachiller; cada una aportaba lo que podía y, en algunos casos, nada. Muchas de ellas son, hoy, profesionales de muy distintos ámbitos. Por otra parte, procuraba atender a todas sus alumnas y si no podía ser, por las tardes, en su casa, se ocupaba de aclarar las dudas ya que no era partidaria de las clases particulares. Era amante de las manualidades, a las que dedicaba buena parte de la jornada y posteriormente organizaba exposiciones con ellas, y por ello le fue concedido un “Voto de Gracias” por unanimidad, según recoge el libro de actas de la Junta Local de Enseñanza de Gines en el acta con fecha 3-7-51.
Con el paso del tiempo llegó a ser directora de la Agrupación Mixta de enseñanza, nombre que posteriormente adoptó el colegio. Carmen Iturbide fue una gran profesional que cambió en Gines la concepción exclusiva de la mujer como ama de casa y formó generaciones de mujeres profesionales. Se jubiló forzosamente al cumplir 70 años, el 16 de julio de1971, dejando atrás una extraordinaria labor. Cuando se jubiló se dedicó al cuidado de su marido que estaba enfermo, más tarde cayó ella enferma y tras una larga debilidad física producida por una enfermedad mal diagnosticada murió, el 11 de enero de 1994.