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La Hermandad del Rosario y Santa Rosalía vivió este domingo su día grande con la salida procesional de sus Titulares por las calles de Gines, una jornada que vino acompañada de un buen número de fieles y devotos.
Pasadas las siete de la tarde daba comienzo la procesión desde la Parroquia Nuestra Señora de Belén en un cortejo que abría la Cruz Parroquial seguida de un grupo de niñas ataviadas al modo de anacoretas. El cortejo continuaba con el paso de la Santa de Palermo tras la que podía verse a Nuestra Señora del Rosario precedida por una comitiva que encabezaban el hermano mayor de la Hermandad, Agustín Galindo; el Alcalde de Gines, Romualdo Garrido; y los hermanos mayores del resto de hermandades locales.
La procesión vino acompañada musicalmente por la ‘Banda de Cornetas y Tambores San Juan Evangelista’ de Sevilla tras el paso de Santa Rosalía, mientras que la Banda Municipal de Música de Gines hizo lo propio, un año más, tras la Virgen del Rosario.
Fueron varios los momentos destacados de la salida procesional, como la tradicional vuelta de ambas Titulares a su paso por el cruce de las calles Alcalde José Antonio Cabrera y Blas Infante. Además, también se vivieron lanzamientos de fuegos artificiales a lo largo del recorrido, especialmente junto a la ermita que lleva el nombre de la Santa.
Tanto la Plaza de España como las calles del recorrido lucieron especialmente engalanadas para la ocasión con banderolas y gallardetes, ofreciendo con ello la localidad el aspecto de las grandes ocasiones.
Además, Santa Rosalía y Nuestra Señora del Rosario fueron presentando a su paso por cada una de las sedes del resto de hermandades locales, dejando bellas estampas como en la Casa de Hermandad del Rocío, cuando ambas titulares fueron giradas a la vez frente al antiguo Simpecado.
En torno a las doce de la noche el cortejo hacía su entrada en el templo parroquial, dando así por concluida la procesión, aunque no la jornada festiva, ya que poco después los asistentes pudieron disfrutar en el céntrico Paseo Juan de Dios Soto de un tradicional “toro de fuego”, que con sus destellos de luz y color cerró el día más esperado de las fiestas rosarieras en el municipio.