Con la solemnidad y la belleza de las grandes ocasiones, Gines vivió este jueves una de sus dos fiestas locales: la procesión del Corpus Christi, en la que la localidad volvió llenarse de romero, flores y altares efímeros para honrar al Cuerpo de Cristo.
La salida de la comitiva desde el templo parroquial se producía a las nueve de la mañana. Abría la procesión la Cruz Parroquial, seguida de un buen número de niños y niñas que han tomado este año su Primera Comunión. Al igual que en años anteriores, podía verse también la talla del Niño Jesús, portada en andas por jóvenes de la Parroquia.
El cortejo estuvo integrado, igualmente, por representaciones de las distintas hermandades locales, así como del resto de realidades parroquiales, además de representantes de la Corporación Municipal, entre ellos el Alcalde, Romualdo Garrido, siendo el párroco, Manuel Talavera, el encargado de portar en todo momento la Custodia.
La procesión recuperaba este año se recorrido tradicional, discurriendo por las calle Conde de Ofalia, Alcalde José Antonio Cabrera, Blas Infante, plaza de Santa Rosalía, avenida de la Constitución y plaza de la Merced, prosiguiendo después por Juan de Dios Soto y Real, para regresar por último a la plaza de España.
La comitiva se detuvo en cada uno de los altares colocados por los vecinos para honrar al Cuerpo de Cristo, entre los que cabe destacar los instalados en la calle Alcalde José Antonio Cabrera y en la plaza de la Merced, donde lució especialmente la imagen del Sagrado Corazón de Jesús tras la reciente reposición de su mano derecha.
Mención destacada merecen también los altares de las distintas hermandades locales, como el de la Hermandad del Rosario, situado en la Ermita de Santa Rosalía, que estuvo presidido un año más por la Santa de Palermo flanqueada por dos ángeles. En el de la Agrupación Parroquial San Ginés destacaba una Custodia ubicada en el interior de una reproducción exacta del altar del Santo de Arlés, todo ello enmarcado en un conjunto en el que podían verse también varias colgaduras alusivas al Patrón de Gines.
Por su parte, en el altar de la Hermandad Sacramental, situado en su Casa de Hermandad, podía contemplarse un Sagrario sobre una peana de querubines y con un cáliz en su interior, completándose el conjunto con elementos alusivos a la última Cena.
La Hermandad del Rocío preparó para la ocasión un altar presidido por el Simpecado antiguo entronizado en su carreta, mientras que el Ayuntamiento instaló un altar de grandes dimensiones en el que se aludía al 90 aniversario de la citada Hermandad del Rocío, y en el que podía verse una fiel reproducción del Simpecado de la corporación rociera.
En torno a las diez y cuarto de la mañana, la procesión concluía su recorrido con la entrada en la Parroquia de Nuestra Señora de Belén, donde tuvo lugar a continuación la Sagrada Eucaristía.