Nacido en La Línea de la Concepción (Cádiz), aunque afincado en Gines desde hace más de 25 años, este prestigioso cantaor hunde sus raíces en el seno de una familia con gran tradición flamenca.
Con apenas 15 años y abriendo una nueva senda en el flamenco que luego continuarían otros grandes como Camarón, Chiquetete o Rancapino, se lio la manta a la cabeza y se trasladó a Madrid.
Allí inauguró el 'tablao' “Los Canasteros” de Manolo Caracol, y formó parte de la compañía de Antonio Gades, con la que recorrió gran parte de Europa.
Es considerado un gran renovador del flamenco, siendo su generación comparable a generación literaria del 27.
Entre una larga listas de galardones, destacan el ‘Premio a la Creatividad’ en el Concurso Nacional de Córdoba en el año 74, el Premio Nacional de la Cátedra de Flamencología de Jerez, y en 2010 el 'Giraldillo al Cante' en la Bienal de Flamenco por su trabajo 'Un Canto a la Libertad', además del premio de la calle Alcalá o el primer premio de 'El gran musical' en el año 74 por superar el millón de discos vendidos con 'Tengo una novia morena que se llama Andalucía'.
También fue, después de Camarón, el segundo artista en vida en hacerse con el primer premio de la peña almeriense 'El Taranto', título que años más tarde volvería a lograr.
Tiene 35 discos en su haber y numerosos éxitos, siendo un habitual de los circuitos de festivales flamencos andaluces, compartiendo escenario desde hace años con su mujer Aurora Vargas, a la que unió su vida hace ya más de 32 años, los últimos 25 en Gines. Este gran renovador del flamenco domina todos los estilos, aunque se siente más cómodo entre soleás, tarantos, bulerías y alegrías.
Ostenta también el título de hijo adoptivo de El Puerto de Santa María y en 2017 fue distinguido, junto a Aurora Vargas, con el Premio de 'Ginense del Año' en la categoría de cultura.