En medio de un ambiente de gran solemnidad y recogimiento, la Hermandad Sacramental de Gines completó el Viernes Santo su anual Estación de Penitencia, que comenzaba a las ocho de la tarde, cuando abría sus puertas el templo parroquial, dándose inicio a una procesión marcada, como cada año, por el silencio y el luto más riguroso por la muerte de Cristo.
Integraban el cortejo unos 250 nazarenos que acompañaban a los titulares de la Hermandad: el Santísimo Cristo de la Vera Cruz, una talla anónima del siglo XVI, y Nuestra Señora de los Dolores Coronada, obra de Juan de Astorga en 1816.
El párroco y director espiritual de la Hermandad, Manuel Talavera, y el vicario parroquial, Alberto Talavera, acompañaron a la cofradía en las presidencias de ambos pasos, mientras que los sones musicales tras Nuestra Señora de los Dolores los puso, tras varios años sin hacerlo, la Banda Municipal de Música de Gines.
Además de la reincorporación de la banda de la localidad, entre las principales novedades pudo verse por primera vez en el paso de palio un cirio alusivo a los donantes de órganos, así como unos broches con forma de estrella que lucía la imagen de la dolorosa.
La comitiva repitió el recorrido del pasado año, que conforme iba cayendo la noche se fue haciendo si cabe más íntimo y solemne, al permanecer este año por primera vez apagadas las luces de todo el itinerario por el que discurrió la cofradía, creándose con ello una atmósfera de gran recogimiento.
Ya en el tramo final del recorrido, desde el Ayuntamiento volvió a instalarse en la Plaza de España un vallado que sirvió, de nuevo este año, para facilitar la ordenación del cortejo, especialmente en estos metros finales antes de concluir la Estación de Penitencia.
En torno a las 00.50 horas, y tras el Himno de la Coronación y el Himno Nacional, se producía la entrada en la parroquia del paso de Nuestra Señora de los Dolores Coronada, con lo que concluía un Viernes Santo en el que la Hermandad Sacramental volvió a marcar su inconfundible impronta entre los cofrades de la localidad.
Domingo de Resurrección
Ya el Domingo de Resurrección, y como cierre de la Semana Mayor, Nuestra Señora de Belén recorría las calles de Gines en una procesión de gloria que también vino acompañada por la Banda Municipal de Música de Gines.
Como cada año, en la comitiva podían verse representantes del resto de hermandades locales, así como del Ayuntamiento, entre ellos el Alcalde, Romualdo Garrido.
En medio de un ambiente festivo, fueron muchos los vecinos y vecinas de todas las edades que no quisieron perderse los últimos instantes de la Semana Santa en Gines, pudiendo presenciar una llamativa petalada ya en el tramo final del recorrido, al paso de la Patrona por la Casa de la Hermandad Sacramental.
La entrada de nuevo en la parroquia tuvo lugar sobre la una y media de la tarde, momento en el que concluía una Semana Santa que fue plena en nuestro pueblo, y en la que volvieron a vivirse los grandes contrastes del Viernes Santo y el Domingo de Resurrección.